Terminé mi estancia allí de la mejor manera posible. El último día
en el colegio fue muy especial; almorzamos todos los profes juntos, y les hice
una presentación, acerca de nuestro colegio, nuestro estilo de vida y
costumbres, nuestra forma de trabajo…Todos disfrutaban mucho, me hacían un
montón de preguntas, querían saber. Intenté explicar todo lo que había podido
aprender comparando nuestras culturas.
Además;
el hecho de que Michelle fuera a venir en apenas unos días, les hacía tener aún
más curiosidad acerca de lo que ella iba a vivir aquí.
Me despedí de alumnos y profes, entre abrazos y un montón de
planes para conectar nuestras escuelas, seguir en contacto y volver a vernos
seguro. La despedida fue muy especial. Me hicieron regalos preciosos; aunque el
mejor regalo sin duda, fue sentir la buena gente que había tenido la
oportunidad de conocer. Creo que en este tipo de experiencias exprimes tanto
cada sensación, que al marcharte te vienes llena de todo lo mejor.
Lo
mismo me pasó con amigos y familiares, el fin de semana lo dedicamos a
despedirnos de todos. Había llevado algunas cosas de aquí; y con lo que compré
allí, el último día preparé una cena española para sus padres, su marido y su
hija. Fue muy divertido, todos disfrutaron mucho de la preparación y les
encantó nuestra comida. Ninguno había estado aquí antes y alucinaron con las
cosas tan ricas que tenemos.
La despedida con Michelle fue menos amarga; el hecho de saber que
nos íbamos a ver en apenas unos días, hacía que nos sintiéramos raras, pero no
tristes.
Las sensaciones que tienes son muy curiosas, a veces sientes que
es todo muy extraño. De repente pasas a compartir 24 horas al día con una
persona que no conoces absolutamente de nada, de la otra punta del mundo.
Conectas
tanto con todo allí, y lo vives tan intensamente; que por un lado, las dos
semanas se pasan volando, y por otro, tienes la sensación de haber estado allí
mucho más tiempo.
Te
despides sabiendo que aún queda parte importante de la experiencia, y su
estancia en España la vives de una forma tan esperada….es como que necesitas
“devolver” todo lo que te han ofrecido a ti, te sientes en deuda y quieres que
todo salga fenomenal.
Por
todo esto; cuando me llevó al aeropuerto; la sensación era rara, pero muy
bonita. Nos despedimos con un hasta pronto (hasta muy pronto, solo pasaron 6
días entre mi llegada y la suya) y yo ya venía pensando en todo lo que quería
preparar para cuando ella estuviera aquí.
Esos 6 días fueron un poco locura. Tenía muchas cosas que organizar
(después de tantos días fuera de casa, siempre tienes que dedicar un tiempo a
la vuelta), y en clase exactamente lo mismo. Dejé todo muy preparado; y mis
compañeros, que son MARAVILLOSOS hicieron un gran trabajo por mí. Pero aun así,
tenía un montón de cosas pendientes. La evaluación estaba a la vuelta de la
esquina, y con toda la “resaca” de la experiencia en Canadá, me tuve que poner
las pilas a tope.
Michelle
llegó el lunes siguiente, y puedo decir que disfrutamos de su estancia tanto
como de la mía allí. Para mí, fue diferente, claro. No tenía la sensación de
estar alucinando continuamente con todo, esto yo me lo conozco muy bien, jeje.
Pero aunque fuera diferente, no fue menos bonito, para nada.
El
sentimiento de gratitud es tan grande, y te ilusiona tantísimo que la otra
persona disfrute tanto como tú has disfrutado…que se crea una atmósfera muy
bonita, e intentas dar lo mejor de ti todo el tiempo.
Compartimos
momentos muy especiales. Intentamos enseñarle lo más posible, y que nos
acompañara en nuestro día a día de la mejor manera. Hicimos muchísimos planes,
con amigos del colegio, con mis amigas de toda la vida, con nuestras
familias...todos aquí se portaron genial con ella.
Eso
es algo muy bonito también, ves que toda tu gente está feliz por ti, saben que
es importante para ti, y se preocupan de que ella se encuentre lo mejor
posible. Otro sentimiento precioso que despierta este tipo de experiencias J
Y
si todo esto ha pasado fuera de clase; lo que ha pasado dentro, ha sido más
increíble todavía.
Mis niños estaban emocionadísimos, súper intrigados y muy
nerviosos por conocerla. Desde el minuto 1 conectó con ellos muchísimo.
Michelle es un encanto. Muy cariñosa, divertida, y tan amorosa con los niños,
que todos estaban deseando pasar tiempo con ella. ¡No podéis imaginar lo
felices que estaban!
Aprovechamos
al máximo sus días con nosotros. En clase hicimos un montón de actividades, y
trabajamos muy a fondo su país y cultura. Se quedó muy sorprendida de lo bien
que se podían comunicar, para ser niños de tercer curso. Y cuando ves que tus
niños son capaces de comprenderla sin problema, cuando los observas desde
fuera, y ves que no te necesitan para traducir, que ellos mismos se apañan y se
hacen entender….es alucinante.
En
el colegio fueron unos días muy ajetreados, su estancia coincidió con nuestra
“Semana de la Ciencia” y ella disfrutó muchísimo. Pudo visitar un montón de
clases, y se sorprendió muchísimo con las cosas que nuestros niños y niñas son
capaces de hacer.
Esto es algo que también me hizo sentir muy bien. Creo que la
observación te ofrece; además de lo que ves en otros sitios, una perspectiva
diferente de tu propio trabajo. Y eso es tan valioso como tu observación en
otro lugar. Me explico.
A
veces, en el día a día, no eres demasiado consciente de cómo estás haciendo las
cosas. Vas a otros lugares y alucinas con lo que hacen, intentas quedarte con
lo mejor que otros tienen.
Pero
también necesitas que otro venga y te vea a ti también, y te diga lo mejor que
ve en ti.
En
ocasiones, damos por hecho muchas cosas. Creemos que lo que hacemos no es nada
fuera de lo normal, o que tampoco es “para tanto”.
Michelle
nos dijo algo que me caló un montón. “¿Recuerdas cuando hablabas de nuestra
forma de trabajo, lo emocionada que estabas con todo allí? Pues yo he visto eso
mismo en vuestro colegio. Eso que envidiabas tanto de nuestra escuela, lo
estáis haciendo aquí. Adaptado a vuestra realidad, pero es básicamente lo
mismo. “
A
veces no te das tanta cuenta lo que tú puedes ofrecer. Y que alguien venga y
haga que lo veas, es maravilloso.
Y
por otro lado, es estupendo también analizar lo que cojea, siempre puedes
aprender cosas nuevas que vayan implementando tu labor.
Juntas
pensamos en diferentes ideas para mejorar algunos enfoques de mi clase.
Preparamos material, adaptamos el que había traído de allí para poder
utilizarlo con más sentido… El poder de la observación de ida y vuelta. Tienes
la sensación de que no termina nunca.
Las dos semanas pasaron volando, y para el último día preparamos algo muy especial. Quisimos compartir la experiencia con todos los alumnos y familias de mi clase.
Yo
había estado fuera dos semanas, los niños habían compartido otras dos con una
persona que no conocían, y yo tenía la necesidad de contarles con detalle en
qué había consistido todo.
Además,
Michelle me parecía tan maja, tan buena persona y había sido tan maravilloso
conocerla, que no podía no compartir todo eso con ellos.
Pasamos
una tarde estupenda, hicimos una presentación de ambas estancias, les contamos
lo que habíamos trabajado en clase, les enseñamos los materiales nuevos que
teníamos…y luego merendamos todos juntos.
Como siempre; mis familias, aportaron un montón. Me sentí muy
orgullosa, de ver lo majísimos que son, y como se portaron de bien con ella.
He tenido muchísima suerte en este sentido también. Los padres de
mi clase han sido los primeros en animarme. A pesar de saber que iba a dejar mi
clase durante dos semanas, se han mostrado muy ilusionados y felices por mí.
Eso es algo muy grande, que me llevo también.
Y después de todo esto, llegó la despedida final. El último día en
Madrid, fue muy emocionante. Ya había que despedirse del todo. Y fue triste,
pero muy bonito. Abrazos sinceros y algunas lágrimas. Pero la idea de volver a
vernos. Nos quedó la sensación de que aunque esta parte terminara, otra parte
no había hecho más que empezar.
Esta
experiencia ha sido el comienzo de una amistad que seguro nos traerá muchos más
momentos maravillosos.
En
la reflexión final, me preguntaron qué ha significado todo esto para mí. Copio
literal lo que contesté.
Es tantísimo todo lo que te aporta, que resulta difícil explicarlo
con palabras.
Creo que la experiencia no puede ser más enriquecedora, tienes la
sensación de estar literalmente flotando con todo lo que aprendes a lo largo
del proceso. En todos los sentidos.
Este tipo de experiencias te enseña a adaptarte.
Hace que te des cuenta de lo importante que es escuchar, y lo que
nos ayuda trabajar codo con codo con la gente que nos rodea.
Te ayuda a mirar con perspectiva tu forma de enfrentarte a los
retos; hace que enfoques todo desde otro punto de vista, aprendiendo así a
valorar lo que hacen los demás, y a darle valor a lo que tú haces también.
Te abre la mente; te la da la oportunidad de conocer lugares
nuevos, y gente nueva que siempre te va a aportar algo, sea lo que sea.
Te hace sentirte afortunada, y muy agradecida, por todo lo que
vives. Y por eso sientes la necesidad de compartirlo con la mayor cantidad de
gente posible.
Hace que te empapes de una nueva cultura, te das cuenta de lo
grande que es el mundo, y la de cosas que se pueden hacer en él. Y cuando
sientes eso; se lo transmites directamente a tus alumnos, sin darte cuenta.
En definitiva, te hace dar tanto y recibir tanto...que se escapa a
cualquier explicación.
Sacas lo mejor de ti; quieres compartir lo mejor que tú tienes, ya
que sientes que te han dado lo mejor de ellos también. Por lo tanto; te vuelves
sin querer, mucho más grande, a nivel personal, y en consecuencia a nivel
profesional.
Una experiencia única.
Gracias
infinitas a todos los que han hecho posible que sintiera todo esto. Es una gran
oportunidad, y animo a todos a vivirla.